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Cárteles mexicanos se alían con Hezbolá para distribuir en Qatar.

En Qatar no hay alcohol en los estadios, pero sí hay droga en las calles. Y quienes la venden son los herederos de la estructura criminal de Joaquín El Chapo Guzmán y representantes de Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, quienes han convertido a la sede mundialista en uno más de sus bastiones fuera de México.

De acuerdo con Johan Obdola, la oferta de los cárteles mexicanos en la casa de la Copa del Mundo 2022 no se limita a la cocaína, sino que también abarca metanfetaminas y el captagón, conocida como “la droga de los yihadistas”, una potente anfetamina que es capaz de estimular el sistema nervioso hasta impedir el sueño por más de 36 horas y que es muy popular entre las filas de grupos terroristas.

Pero en los meses anteriores a la inauguración del Mundial de Futbol, el uso del captagón también llamada “la cocaína de los pobres” tuvo otro uso en Qatar: se incrementó entre migrantes de países pobres en Medio Oriente que trabajaron a marchas forzadas en la construcción de los nuevos estadios.

Eso significa que los cárteles mexicanos suministraron la droga necesaria para que los obreros con gafetes de la FIFA soportaran largas jornadas laborales que han sido señaladas como violatorias de derechos humanos alrededor del mundo.

“Sin duda, la Copa del Mundo no sólo es un evento en el que las marcas más importantes tienen mucho interés. Los cárteles mexicanos también están atentos y están observando un gran negocio con los miles de visitantes a Qatar”, comentó Johan Obdola, quien se ha desempeñado como jefe antidrogas en Venezuela, su país de origen.

Alianzas terroristas

Las investigaciones de IOSI Organización Global para la Seguridad e Inteligencia apuntan a que los cárteles mexicanos se han aliado con agrupaciones terroristas o paramilitares para trasladar sus cargamentos desde el Continente Americano hasta el Golfo Pérsico.

Y la principal alianza es con Hezbolá, según esas indagatorias. Dicha organización musulmana es considerada una agrupación terrorista en más de 50 países incluido Estados Unidos y ha sido acusada de ser la causante de miles de muertes en la región y de ser un factor de peso en la crisis de violencia en Líbano, Siria y otros países.

Se trata de un pacto en el que tanto cárteles como agrupaciones terroristas o paramilitares salen ganando: los mexicanos aportan los narcóticos que elaboran en laboratorios clandestinos con materia prima que llega desde Asia y Hezbolá les permite usar las rutas de tráfico de drogas que controlan en Europa y África a cambio de un porcentaje de las ganancias que generan en el mercado de drogas de Oriente Medio.

“El cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación ya establecieron una alianza estratégica desde Venezuela hasta Argentina con Hezbolá (…) Esto se sabe desde hace años. Y así van abriendo una serie de mercados con métodos de infiltración y de adquisición de propiedades con los que entran muy fuerte por Arabia Saudita y se van abriendo paso por esta zona del mundo.

“Qatar es un país muy pequeño, pero es que los cárteles van diversificado sus mercados. Y las agencias de seguridad de países como Qatar no están acostumbrados a lidiar con este tipo de organizaciones. En Qatar, por ejemplo, se concentran en el combate a otras drogas que vienen de Pakistán o Afganistán, pero el modus operandi de los cárteles mexicano es muy distinto”, señaló el también coautor del libro “Tráfico de Cocaína en el Caribe y África Occidental en la Era de los Cárteles Mexicanos”.
“¿Distintos cómo? La violencia. Los pakistaníes o los afganos no son tan violentos como los mexicanos”.
Ruta, por África
A pesar de que los países en el Mundo Árabe tienen duras políticas antidrogas —que llegan incluso a la pena de muerte para traficantes reincidentes—, los cárteles mexicanos han logrado vulnerar sus fronteras usando dos herramientas bien conocidas: corrupción y violencia.

Primero, el cártel de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación usan a sus células en América Latina para llevar sus cargamentos hasta los principales puertos del Cono Sur. Sus lugares preferidos son Guayaquil en Ecuador, Cartagena en Colombia, el Puerto de los Santos en Sao Paulo, Brasil, y la costa venezolana.

Luego, los contenedores salen por mar hacia África en una ruta que la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito tiene bien estudiada: la droga que sale de América Latina recala en África Occidental, especialmente a países costeros como Burkina Fasso y Capo Verde, donde las autoridades han alertado que, desde hace al menos una década, hay presencia de cárteles mexicanos.

Esas naciones africanas comparten similitudes con México que las hacen vulnerables frente al crimen organizado: instituciones débiles, autoridades fácilmente corruptibles y una estable infraestructura portuaria y carretera que permite que las drogas sigan su curso hacia otros países con relativa rapidez.

Y desde África Occidental se abren dos rutas: una que lleva cocaína, el captagón y las metanfetaminas hacia el resto del Continente Negro y una más que la lleva al norte, hacia Medio Oriente, donde ya la esperan representantes de los cárteles mexicanos radicados en Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Bahrein y Qatar.

“Como en cualquier lugar del mundo, aquí en el Golfo Pérsico sí hay niveles de corrupción. Por ejemplo, hace 30 años en Dubai había pocas calles, no había desarrollo y en pocas décadas se ha convertido en una ciudad boutique. Grandes construcciones, grandes desarrollos. Y este crecimiento acelerado ha atraído a grupos criminales que aquí hacen muchas operaciones de lavado de dinero.
“Hay una percepción en el resto del mundo de que acá no hay corrupción. Los emiratos han ido mejorando el combate al crimen organizado, pero la presencia de los cárteles mexicanos ya está acá”, aseguró el especialista.
El kilometraje acumulado en esos contenedores con droga y el riesgo de penas muy severas para los traficantes hace que esa droga propiedad de los cárteles mexicanos produzca ganancias de hasta mil por ciento más que en América Latina.

Un negocio redondo para el crimen organizado como balón de futbol.

La cocaína mueve al mundo
Qatar es un mercado de usuarios de drogas apetecible para el crimen organizado: en Medio Oriente hay una demanda creciente por narcóticos que se disparó a partir de la pandemia, según el Informe Mundial sobre Drogas 2022.

Y la sede mundialista destaca en el reporte más reciente de la ONU como un reciente e importante punto de llegada de grandes cargamentos de cocaína, una droga que usaron, al menos, 150 mil personas en la región durante 2020.

Hasta hace poco, comenta Johan Obdola, las autoridades cataeríes no informaban sobre decomisos de narcóticos ilegales. Historias como contenedores de cocaína provenientes de América Latina eran barridas bajo la alfombra en un país donde el emirato tiene un férreo control de lo que se publica en medios de comunicación.

“Ya no se puede esconder que el tráfico de drogas en Qatar es importante. Y no es cierto que estos países en Medio Oriente son únicamente de tránsito. Para los cárteles mexicanos el consumo local es importante y lo están incentivando, como lo es el lavado de dinero en estas ciudades en pleno desarrollo ”.

Sin embargo, la realidad se ha impuesto a pasos cortos. En el Informe Mundial sobre Drogas 2022, por primera vez aparece Qatar como un lugar donde las autoridades han interceptado cocaína.

Un punto amarillo en el mapa indica que la región del mundo que presumía ser intocable por los cárteles de las drogas ahora es una “plaza” más del cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación.

“La verdad… los cárteles mexicanos tienen sorprendidos a los expertos del mundo. Sus niveles de violencia, los enfrentamientos urbanos, su alcance internacional… Verlos en Qatar sí que es impresionante”.

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