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🌟 La gigante de fe y devoción que resguarda un pueblo mágico en Puebla

En el corazón del Pueblo Mágico de Chignahuapan, muy cerca del centro, se alza una imagen religiosa que despierta asombro y fervor: la Inmaculada Concepción de Chignahuapan, reconocida como la escultura bajo techo más grande de México y Latinoamérica. Con una imponente altura de 12 metros —contada desde la base del mundo que pisa hasta la cima de su cabeza— esta figura tallada en madera de cedro es un verdadero emblema de fe y arte. 

La creación de esta obra monumental fue labor del escultor poblano José Luis Silva. El proceso comenzó con bosquejos en barro, siguió en yeso, y finalmente se talló en cedro, lo que permitió generar detalles de gran belleza: un rostro sereno que transmite inocencia, un manto de madera más sencilla, y una composición simbólica que muestra a la Virgen cargando al Niño Jesús, mientras pisa al demonio, representando de este modo la victoria del bien sobre el mal. 

Pero no sólo es su tamaño o su material lo que la distingue. En 1999, por decreto del Vaticano bajo el pontificado del Juan Pablo II, la iglesia que la alberga fue elevada a la categoría de Basílica Menor de la Inmaculada Concepción, lo que le confiere un estatus especial dentro del mundo católico. 

Cada año, en los días previos al 8 de diciembre —cuando la Iglesia católica celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción— cientos de fieles se dan cita en la basílica para rendir homenaje, participar en misas, procesiones, momentos de oración y hasta celebraciones solemnes acompañadas de fuegos pirotécnicos. 

Visitar esta joya arquitectónica y espiritual es tan solo uno de los atractivos que ofrece Chignahuapan: además de la virgen monumental, el pueblo invita a recorrer sus calles, disfrutar de su tradición artesanal de esferas navideñas, degustar su famoso pan de queso, y conocer sus rincones de historia y naturaleza. Verdaderamente, una experiencia que combina fe, arte y cultura. 

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