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Testimonio de un Conductor Afectado por Robos Violentos en la Autopista México-Veracruz

“Llegan en camionetas con vidrios polarizados, no se ve nada. Desde allí te amenazan con una pistola para que te detengas. A veces las armas son incluso de juguete, pero todos los robos son violentos. A mí me tocó, y me golpearon muy fuerte,” cuenta Alberto, un conductor de tráiler que transporta alimentos enlatados y conservas. A finales de 2023, sufrió un asalto en el municipio de San Martín Texmelucan, en la autopista México-Veracruz.

Según la agencia global de seguridad privada Overhaul, Puebla ha concentrado el mayor número de robos a transportistas durante los primeros tres meses de 2024, con casi el 100% de los atracos realizados con violencia. Alberto, de 33 años, prepara su camión para viajar desde Puebla a la Ciudad de México y viceversa. Antes de iniciar el viaje, revisa el estado de su vehículo y hace una oración pidiendo a su deidad que le permita llegar a su destino, o al menos pasar San Martín sin incidentes.

La risa de Alberto esconde su preocupación. Explica que ha sido víctima de al menos cinco asaltos en la autopista en los últimos cinco años. Los delincuentes utilizan camionetas con vidrios polarizados y amagan con pistolas para detenerlo, robándole el tráiler y preguntándole qué carga lleva. “Llevo materia prima, conservas, condimentos y enlatados,” confiesa el transportista.

Los recientes robos a sus compañeros, especialmente en el tramo entre la caseta de San Marcos Huixtoco y San Martín Texmelucan, han aumentado su preocupación. Alberto destaca que los delincuentes emplean inhibidores de señal para bloquear los rastreadores satelitales de los camiones, impidiendo que las autoridades localicen los vehículos robados. “Tengo un botón de pánico conectado al GPS, pero a veces no funciona porque bloquean la señal,” añade.

Recuerda poco sobre la ubicación exacta del último robo, ocurrido en noviembre, ya que fue de noche y lo golpearon al descender de la unidad. Lo que no olvida es que, tras el asalto, fue abandonado en la carretera sin pertenencias ni dinero, y tuvo que caminar hasta encontrar ayuda.

“Las armas a veces son de juguete, pero los robos son siempre con mucha violencia. En noviembre, me golpearon muy fuerte,” concluye Alberto.

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