La Iglesia Católica y las Supersticiones: Cómo Vivir un Año Nuevo Espiritual
Las supersticiones de Año Nuevo, como usar calzones amarillos, sacar las maletas vacías para recorrer la cuadra o comer las doce uvas al ritmo de las campanadas, son prácticas populares que se han arraigado en muchas culturas. Sin embargo, ¿pueden los católicos creer en estas supersticiones sin comprometer su fe? La Iglesia Católica enseña que toda superstición es contraria a la verdadera fe, ya que nos aleja de Dios y nos invita a poner nuestra confianza en algo que no tiene poder divino. Un sacerdote exorcista comentó que la superstición es una forma de «adulterio espiritual», porque busca la salvación fuera de la gracia de Dios.
En lugar de depender de estas prácticas, los católicos pueden usar el Año Nuevo como una oportunidad para reflexionar sobre su vida espiritual y establecer propósitos que estén alineados con la voluntad de Dios. La Iglesia propone que, en la víspera del Año Nuevo, los católicos puedan rezar un Tedeum para dar gracias a Dios por el año que termina y pedirle su ayuda para vivir el nuevo año de acuerdo con su voluntad. Además, se puede recibir la indulgencia plenaria del Jubileo 2025, lo cual es una excelente manera de comenzar el nuevo año con el corazón limpio y lleno de gracia.
Al establecer metas para el Año Nuevo, los católicos deben preguntarse: ¿qué quiere Dios para mí? En lugar de buscar suerte o cambios dramáticos, los propósitos deben centrarse en la mejora espiritual, como aumentar la vida de oración, practicar más la paciencia y el perdón, o fortalecer las relaciones con los demás. De esta forma, los católicos pueden hacer de sus propósitos una verdadera oportunidad para crecer en la fe y acercarse más a Dios, dejando de lado las supersticiones que solo nos alejan de la verdadera fuente de salvación.