Árboles de Navidad naturales impulsan la economía en Chignahuapan.
Las semillas del pino ayacahuite y oyamel son parecidas al ajonjolí y al piñón, caben en una mano, sin embargo, con los años pueden llegar a medir hasta 40 metros. Son originarios del centro del país y en Puebla su producción ha crecido en los últimos años, debido a que son utilizados como pinos navideños. Incluso, el territorio poblano ocupa el cuarto lugar nacional en árboles cultivados.
De acuerdo con el último reporte de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), las entidades con mayor disponibilidad de árboles de Navidad son el Estado de México, con 321 mil árboles cultivados por año; Ciudad de México, con 149 mil; Veracruz, con 29 mil 575, y Puebla, con 16 mil 250. En la entidad poblana sus precios oscilan entre los 550 y 910 pesos dependiendo su tamaño, pero esto sólo si las familias acuden directo a la plantación, ya que los revendedores los llegan a ofertar en más de mil pesos.
De igual modo, el último reporte de la Comisión dio a conocer que, hasta el 2019, tenían registrados oficialmente a 185 productores de pino en el Estado de México, a 45 en la Ciudad de México, a nueve en Veracruz y a 11 personas en Puebla que se dedican a la selección de semilla, germinación, siembra y corte del árbol.
Las plantaciones de árboles de navidad representan una actividad cultural con alto potencial económico dentro del sector forestal para esta época del año y, en Puebla, dicha producción impulsa el desarrollo económico de algunas comunidades rurales. Por ejemplo, este texto se centrará en el municipio de Chignahuapan, en donde ven al pino como una fuente económica y la oportunidad de generar empleo para los pobladores.
Se impulsa economía de Chignahuapan
Cuando se habla de Chignahuapan se viene a la mente la navidad, el frío, los adornos navideños y las tradicionales esferas. No obstante, esta demarcación también es reconocida por su producción de pino. No hay un reporte oficial que contabilice la producción de este municipio, pero por su alta comercialización, las autoridades han impulsado ferias como la del pino y la esfera.
Prueba de esta producción es la ex Hacienda de Atlamaxac, un bosque productor de madera y “del servicio ambiental hidrológico”. Este predio está incorporado al programa de servicios ambientales y los árboles que se plantan aquí son utilizados como pinos navideños. Puntualmente la fracción II es parte de la familia de Saúl Rivera, quien considera que el pino es de suma importancia para los chignahuapenses.
Este predio forestal su familia lo ha cuidado por varias generaciones, pero en los últimos 10 años lo han encaminado a los pinos navideños. Aquí ocurre toda la magia, desde subirse a los árboles para recolectar las semillas, el almacén, la instalación en el semillero, el traspaso a los conos, el cuidado posterior y, cuando están listos, los plantan para que crezcan y se conviertan en los pinos frondosos que conocemos.
En este espacio hay pino ayacahuite, que tiene otros nombres, como acalocahuite, acahuite, ocote, pinabete, tuusha, wiyo, wiyoko y está considerado como uno de los pinos más importantes del país. También se encuentra el oyamel, que suele nacer en bosques frescos y con altas precipitaciones pluviales. Se diferencia por su olor, por su color (uno es más verde que el otro) y su textura es diferente.
Aunque ambos llegan a medir hasta 40 metros, aquí permiten cortarlos alrededor de los 5 a 6 años. Cuando tienen esa edad miden aproximadamente dos metros. Dicho corte lo hacen a esta edad debido a que tienen como fin ser trasladados a los hogares y en muchas casas prefieren que el árbol sea pequeño, para que pueda entrar en casa.
El señor Saúl compartió que en cuanto lo cortan, tienen como regla sembrar uno nuevo, pero esto lo hacen hasta junio o julio del siguiente año, que es cuando empiezan las lluvias, ya que si lo hacen antes de esta temporada corren el riesgo de que el árbol “no pegue” y por lo tanto muera. En este predio además del ayacahuite y el oyamel tienen el pino rojo, pero este último no es utilizado como pino navideño, sino que se ocupa principalmente como madera.
Saúl compartió que actualmente hay 4 mil pinos plantados en este lugar y cada año tratan de seguir con la misma cifra plantando nuevos. Para él, el pino es un generador de empleo, ya que las personas de las comunidades aledañas pueden trabajar sembrando, cuidando el vivero o hasta cortando y eso genera mejor calidad de vida.
Producción de pino: actividad económica importante del municipio
Rolando Rodríguez es uno de los trabajadores. Él lleva laborando en este predio desde hace siete años y lo que más disfruta de su empleo es respirar el aire puro. Sabe todos los pasos para que el pino crezca saludable y no se ve en otro lado trabajando, pues toda su vida la ha dedicado al campo de Chignahuapan.
Explicó que el proceso comienza con el semillero, que es en donde instalan las semillas de los pinos. En este espacio pueden germinar hasta 10 mil plantas y en este punto es importante mencionar que no todas se pasan al campo, pues deben de resguardar algunas por si el árbol muere, es decir, que algunos se quedarán en el vivero y seguirán creciendo en este espacio hasta que sean requeridos.
También es preciso mencionar que si hay poca lluvia los productores tampoco se arriesgan y prefieren tener el pino en los viveros para que siga creciendo a exponerlo y matarlo en campo abierto.
Después de estar en un semillero alrededor de un mes, las plantas se pasan a los “conos”, que como su nombre lo dice son conos de plástico que detienen al pino. Luego pasarán otros ocho meses y algunos de este proceso pasarán al campo. Se regarán cada tres días y se podarán continuamente para que tengan la forma del pino tradicional que conocemos, ya que si no lo hicieran sus ramas se “desparramarían”.
Estar en medio de pinos es una experiencia única, se respira diferente, huele diferente y no dimensionas la altura de estos árboles hasta que te pones a su lado y los miras hacia arriba. Para Rolando es increíble que una semilla que tuvo en sus manos se convierta en algo de dicha magnitud y cree que por ello es importante que la gente tome conciencia de que al llevárselos a su casa están tomando una parte de la tierra y deben de darle el cariño que se merecen.
Cuando la gente va y pide su pino para adornar su hogar, Rolando les comparte las indicaciones que necesita y sugiere los lugares en donde pueden llevarlos una vez que termine la navidad. Por ejemplo, en Africam Safari es donde pueden reciclarlo o en este mismo bosque, ya que aquí le encontrarán otra función para que vuelva a la tierra.
Lo que más le gusta cuando llegan las familias a elegir su pino es la felicidad que irradian. Los niños son los más contentos y es un momento de unión entre abuelos, padres e hijos. Esa felicidad se la lleva a su casa, pues sabe que con una compra puede también apoyar económicamente a su familia.
Los precios varían, van desde los 550 pesos a los 910 pesos, dependiendo de las medidas de los árboles. Los más económicos son los de 1.60 metros de diámetro y que cuentan con un metro con 80 centímetros de largo. Mientras que los más caros son de los de 3.01 y 4 metros de largo.
Para esta temporada, tanto el señor Saúl como Rolando esperan vender un aproximado de 300 pinos y al tiempo esperan que los demás productores que se dedican a lo mismo puedan vender la misma cantidad, ya que eso generaría más empleos para el próximo año, pues sus jefes tendrían solvencia económica para contratar a más personal.
Para esta temporada también se registran revendedores y es común ver en la ciudad de Puebla o en carreteras personas que están vendiendo los mismos pinos, pero a precios muy altos. Es por ello que invitan a la ciudadanía a acudir directamente a los plantíos, en donde los productores les darán el precio justo.
Para este año, la CONAFOR invitó a las familias a consumir árboles naturales de navidad provenientes de plantaciones forestales comerciales establecidas por productores mexicanos, ya que eso incentiva la economía rural y genera beneficios ambientales por tener ciclos continuos en la tierra.
El predio visitado por El Sol de Puebla cumple con la regulación y normatividad para garantizar la sustentabilidad y conservación de sus áreas forestales.